10 de noviembre de 2013
Amable lector :
Le ruego sea generoso y acepte que la columna de esta semana se halle vinculada directamente con una experiencia personal. Lo que leerá a continuación es una carta remitida al Director del diario El Comercio a propósito de una mención, a mi juicio, agraviante que se hace sobre mi persona en el Editorial de dicho medio el día 7 de noviembre.
Ilustrándonos sobre la manera en que a veces es entendida la ética periodística y el uso de los medios de comunicación social, esa carta no ha sido publicada. Soy una persona afortunada y puedo, sin embargo, a través de La República, a quien agradezco, hacer de conocimiento público el contenido de la carta ignorada por el diario El Comercio.
Ilustrándonos sobre la manera en que a veces es entendida la ética periodística y el uso de los medios de comunicación social, esa carta no ha sido publicada. Soy una persona afortunada y puedo, sin embargo, a través de La República, a quien agradezco, hacer de conocimiento público el contenido de la carta ignorada por el diario El Comercio.
Lima, 7 de noviembre del 2013
Señor
Fritz Du Bois
Director Periodístico
Diario El Comercio
Lima
Director Periodístico
Diario El Comercio
Lima
Señor Director:
Envío esta carta al diario que dirige pues he sido mencionado en la nota editorial que bajo el nombre “Ni verdad ni reconciliación” aparece el día de hoy, jueves 7 de noviembre.
Se dice respecto de mi persona, cuando se trata el tema de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), lo siguiente:
Se dice respecto de mi persona, cuando se trata el tema de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), lo siguiente:
“Por otro lado, nos encontramos con aquellos otros grupos que pretenden que el informe sea tratado como si fuese la palabra de Dios revelada, que nadie se encuentra autorizado a criticar ni a discutir. Flaco favor le hacen estas personas a la causa de los derechos humanos, pues la intolerancia al diálogo y al contraste de opiniones es incompatible con la defensa de estas libertades. Por ejemplo, como sucede con el mismo presidente de la CVR, el señor Salomón Lerner, quien ha decidido no conversar sobre el tema con este diario debido a que no comulgamos por entero con todas sus opiniones” (El Comercio, Pág. A-22)
Sobre el tema, debo hacer unas pocas precisiones. Durante la semana pasada, estuve en la Universidad de Harvard debido a una reunión académica. Arribé al país el domingo en la noche y no estaba en condiciones de hacer declaraciones sobre lo ocurrido en torno a la señora Chávez. Fui solicitado para la realización de entrevistas en muchas radioemisoras y canales de TV y en todos los casos me he negado a ello. Y no solo por no haber estado completamente informado sobre el tema sino también porque –contrariamente a lo que señala su editorial– no he querido alimentar más desencuentros, de los ya existentes, en el camino del diálogo y la comprensión en el país.
Debo anotar, además, que en otras ocasiones sí he brindado declaraciones al diario que usted dirige en torno a la CVR, como consta, para citar un ejemplo reciente, la entrevista publicada el 28 de agosto de 2013, por el décimo aniversario de la entrega del Informe Final de la Comisión que presidí. En la misma, respondí a varias interrogantes vinculadas a las críticas que se hicieron a nuestro trabajo durante la última década.
Finalmente, yendo a lo más importante, ni yo ni ningún comisionado, y creo que ninguna persona inteligente, podría señalar que el Informe Final de la Comisión de la Verdad es “la palabra de Dios revelada” y que se trata de un documento “incuestionable”.
Permítame tan solo citar lo que el mismo Informe dice sobre sus afirmaciones:
‘…La Verdad. La CVR entiende por “verdad” el relato fidedigno, éticamente articulado, científicamente respaldado, contrastado intersubjetivamente, hilvanando en términos narrativos, afectivamente concernido y perfectible, sobre lo ocurrido en el país en los veinte años considerados por su mandato… ‘Verdad’ es un relato perfectible. …Lo importante es que el relato contiene en él mismo los criterios que permiten su perfeccionamiento constante; consideramos que habrá lugar en él siempre para acoger nuevos testimonios de víctimas aún desconocidas, así como nuevas perspectivas de análisis o de crítica que contribuyan a su reescritura continua…’.
‘…La Verdad. La CVR entiende por “verdad” el relato fidedigno, éticamente articulado, científicamente respaldado, contrastado intersubjetivamente, hilvanando en términos narrativos, afectivamente concernido y perfectible, sobre lo ocurrido en el país en los veinte años considerados por su mandato… ‘Verdad’ es un relato perfectible. …Lo importante es que el relato contiene en él mismo los criterios que permiten su perfeccionamiento constante; consideramos que habrá lugar en él siempre para acoger nuevos testimonios de víctimas aún desconocidas, así como nuevas perspectivas de análisis o de crítica que contribuyan a su reescritura continua…’.
Al terminar esta carta me permito, al tiempo de saludarlo y agradecerle su publicación, señalarle que no creo haber asumido antes ni asumir ahora actitudes radicales e ideologizadas. Me considero una persona tolerante y que solo llega a la indignación cuando se topa con la intolerancia.
Muy atentamente,
S. Lerner F.
S. Lerner F.
Fuente: La República, 10 noviembre 2013
---------------
(Editorial) Ni verdad ni reconciliación
Ni el nombramiento de Chávez ni la intolerancia de muchos que apoyan a la CVR ayudan a cerrar las heridas causadas por el terrorismo

(Archivo El Comercio)
- Lamentablemente, diez años después de emitido, el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) sigue siendo presa de los extremismos de dos bandos enfrentados. Por un lado, tenemos un grupo formado por aquellas personas que, como la señora Martha Chávez, denuncian que su única misión fue “lavarle la cara al marxismo”, tratando de confundir al público y de lograr que este no advierta la importante labor que hizo la CVR al denunciar las tantas atrocidades cometidas por los terroristas.
Por otro lado, nos encontramos con aquellos otros grupos que pretenden que el informe sea tratado como si fuese la palabra de Dios revelada, que nadie se encuentra autorizado a criticar ni a discutir. Flaco favor le hacen estas personas a la causa de los derechos humanos, pues la intolerancia al diálogo y al contraste de opiniones es incompatible con la defensa de estas libertades. Por ejemplo, como sucede con el mismo presidente de la CVR, el señor Salomón Lerner, quien ha decidido no conversar sobre el tema con este Diario debido a que no comulgamos por entero con todas sus opiniones. O como ocurre con quienes creen que solo está legitimado a pronunciarse válidamente sobre la CVR quien lo hace desde la orilla ideológica de la izquierda. Y, en fin, como sucede con organizaciones que se presentan como las únicas con autoridad para opinar sobre la época del terrorismo bajo la excusa de que son las defensoras de los derechos humanos, disfraz que también se usa para encubrir intenciones antidemocráticas y violentistas.
En medio de esta inconducente batalla de bandos extremistas y maniqueos, lamentablemente, ha quedado atrapada la mayoría de ciudadanos. Aquella que busca la verdad de la guerra contra el terror para cerrar un capítulo tan doloroso en la historia de nuestro país.
Así, que la señora Chávez continúe a la cabeza de la comisión que evaluará el cumplimiento de las recomendaciones de la CVR es una mala noticia para quienes consideramos que todo el país ganaría si estas se analizan de manera objetiva e imparcial, cosa que desgraciadamente no se encuentra en capacidad de hacer la congresista fujimorista (quien ni siquiera parece creer sinceramente en los derechos humanos). E incluso sería una mala noticia para quienes, parcializados y de mala fe, desearían ver en un tacho el informe de la CVR, pues esto no sucederá ahora que su análisis ha caído en manos de una evaluadora tan desacreditada frente a la ciudadanía.
Como prueba de que la señora Chávez no tiene las calificaciones necesarias para realizar este trabajo, basta señalar que ella no tiene reparos en admitir que volvería a votar por la amnistía a los integrantes del grupo Colina, a quienes ella considera “veteranos” de nuestras Fuerzas Armadas. Aquel grupo cuyos integrantes secuestraron, torturaron y asesinaron a un profesor universitario y a nueve estudiantes de la Universidad La Cantuta. Sí, el grupo paramilitar que en Barrios Altos acribilló a 15 personas (entre ellas a un niño que recibió 12 balazos por la espalda), que dejó paralítica a otra y que hirió gravemente a tres más. Aquel mismo grupo que asesinó en la puerta de su casa al señor Pedro Huilca, que secuestró y desapareció a nueve campesinos en el valle del Santa y que fue acusado de descuartizar a la ex agente de inteligencia Mariella Barreto.
Todo esto, sin embargo, no nos impide reconocer que el informe de la CVR no es un documento incuestionable. Tiene, sin duda, muchos aportes valiosos para el entendimiento de la tragedia que vivió nuestro país. Pero tiene también varios otros aspectos que pueden ser materia de una discusión seria como, por citar dos ejemplos, si se recogieron adecuadamente las declaraciones de todos los grupos involucrados en los hechos investigados o si fue correcta la metodología de estimación de las víctimas.
Para hacer las paces con nuestro pasado, debemos poder voltear la mirada y mirar con ojos críticos. Pero personas como la señora Chávez y los extremistas de la orilla opuesta no ayudan a este fin. Sin una discusión imparcial de los hechos descritos en el informe de la CVR será imposible acercarnos a la verdad. Y con actitudes radicales e ideologizadas de por medio jamás lograremos la tan necesaria reconciliación.
Fuente: El Comercio, 7 noviembre 2013
-----------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario